miércoles, 4 de mayo de 2011

La vida es un efecto góndola

Muchas personas buscan llenar vacíos en su vida. Todos lo hacen de forma distinta: buscando novia, coleccionando títulos, coleccionando tazos, escribiendo mala poesía o incendiando linyeras. A algunos parece funcionarles el método A, a otros el B, a otros ningún método y otros no rellenan su vida sino un cajón. Si todos funcionan, ¿entonces cuál es el correcto? Propongo la siguiente parábola:

La fábrica de galletas Lulú hace obleas de diferentes rellenos: chocolate, vainilla y frutilla (las legendarias Lulú rosadas). Supongamos que el porcentaje de venta se distribuye de la siguiente forma: chocolate 40, vainilla 25, rosadas 30 por ciento. Ahora bien, es de común conocimiento que las rosadas hacen que Peñarol gane si son consumidas en casa de Ernesto. ¿Sacrificaría el dueño de la fábrica de galletas Lulú la porción máxima de ventas por ser cabalísticamente incorrectas?

Lo cierto es que nuestro rito a la democracia es constantemente asediado por nosotros mismos. ¿Qué quiero decir? Cuando en la facultad/liceo/whatever hacemos un trabajo grupal en que un solo integrante debe hacer la ponencia oral generalmente dejamos que el orador lo elija la mayoría. El culto a la mayoría no pasa de estas situaciones pelotudas (que son las correctas porque el culto a la mayoría es sólo una forma de control cultural pero no pienso explayarme en este tema hoy). Porque en moral, las mayorías funcionan como un adjetivo (funcionalismo, tampoco me metan en discusiones lingüísticas xD) despectivo. “Sos igual que todos”: aquí nos damos cuenta cual es el fondo del asunto, y éste es el culto a la mayoría.

Una estrategia de ventas ya trillada consiste en obtener dos marcas de X producto bajo una misma firma. Supongamos, para cambiar, que se trata de una marca de jabones de dudosa procedencia química. La principal marca de la firma Nuremberg Corp. es Jabón Adolf y la secundaria es Jabón Valin. Cuando vamos a Tienda Inglesa encontramos la góndola de jabones encontramos un amplio paisaje de jabones Adolf y unos pocos jabones Valin, a unos pesos más barato. La marca principal asedia, pues hay más oferta, y al mismo tiempo encontramos más insignificante la marca secundaria por ser un poco más barata. Lo cierto es que es el mismo jabón y con uno ahorramos más dinero.
Me he cansado de escuchar amigas decir que las Lulú de chocolate no son ricas pero pasar por el mostrador y volver a elegirlas en lugar de elegir las Lulú rosadas: a esto lo denomino EFECTO GÓNDOLA.

Volviendo al tema pero retomando la idea del efecto góndola; la mayoría de la gente es una mierda. Sí, coincidimos. Ahora, ¿dónde está tu conciencia democrática? Acatamos que esta mayoría nos imponga, por ejemplo, el estudio de carreras técnicas y el bajo desarrollo del estudio cultural. Pensando en comercio, y no en moral, lo que deriva en una mentalidad generadora de efecto góndola. Bueno, eso no es un problema más grave que escuchar a esa misma gente hablar de moral, porque este es el punto clave en que nos pudren la cabeza.

Pero cuando una mayoría presta atención en algo, siempre nos genera curiosidad. Si uno es minoría y entiende cada persona como individuo, y es inteligente, puede custionarse por qué la mayoría es mayoría. ¿Por qué aferrarse a un mundo estático? Para mí sois cristianos aunque “no creáis en Dios” ^.^

Conclusión: Tenemos..
1- Un mundo de mierda.
2- Un concepto contradictorio de culto y reniego de las mayorías.
3- Raciocinio, lol


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